Los periódicos están llenos de comentarios, artículos, referencias. Los políticos se acusan unos a otros. Los ciudadanos empiezan a preocuparse.
Sólo unos pocos observadores políticos prestaron atención al movimiento « hacia la derecha » que se vislumbra en Alemania desde hace unos 6 años. Los partidos de extrema derecha, como el NPD o Die Republikaner han ido ganando a lo largo de estos años en número de escaños y en poder, sin que CDU o SPD supieran hacer nada en contra. El malestar social crece en un país que hasta hace poco parecía el paraíso de Europa y hoy se ve abatido gracias a la corrupción, el paro, la insoportable carga fiscal y los propios complejos. La herencia que dejó Kohl (medio país en la más absoluta miseria, la antigua DDR, un saco sin fondo donde las ayudas europeas y del Bund se pierden como granos de arena en el océano) no ha sido bien administrada por Schröder. La culpa no es suya, o no lo es del todo. Las reformas no cuajan, la confianza de los consumidores es prácticamente nula y las reformas del mercado laboral insuficientes.
En este contexto crecen, lo sabemos, las posturas radicales. Es el humus en el que mejor germinan las revoluciones. Es igual si de derechas o de izquierdas. El caso es que al jefe de filas de la CSU, Stoiber, se le ocurrió la necedad de hacer unas manifestaciones a todas luces « políticamente incorrectas », por muy ciertas que sean. « Es el contexto social, el paro, el causante número uno del crecimiento de los partidos neonazis en Alemania”. Todo el mundo se le ha echado encima. Con especial virulencia SPD y Verdes, que no pueden aceptar tal “mentira”. Cómo es posible que una política socialdemócrata genere corrientes ultraderechistas?
Pues yo creo que Stoiber tiene razón.
El último estudio sociológico realizado al respecto data de 1996, fué realizado por Allbus, prestigioso gabinete de sociología aplicada alemán. Los datos se pueden resumir como sigue:
Xenófobos se declaran el
14 % de los trabajadores
29% de los parados
20% de las personas que trabajan en casa
27% de los pensionistas
Antisemitas se declaran el
4 % de los trabajadores y de los parados
7 % de las personas que trabajan en casa
11% de los pensionistas
Se autodenominan de extrema derecha el
9 % de los trabajadores y de los parados
11% de las personas que trabajan en casa
13 % de los pensionistas
Votarían a un partido de extrema derecha el
2% de los trabajadores
4% de los parados
1% de quienes trabajan en casa
2% de los pensionistas
El desempleo actúa pues indirectamente sobre la tendencia hacia la extrema derecha. Ello se debe a que
– se valoran más negativamente la propia situación económica y el nivel de vida personal,
– que aumenta el descontento con la política establecida,
– se refuerza la animadversión hacia los extraños,
– aumenta la intención de voto a partidos extremistas.
Dónde está, pues, el error de Stoiber? En haberlo dicho en voz alta. Precisamente ahora, cuando se raviva el debate (tras los plantones de la extrema derecha a los actos del 60 Aniversario de Auschwitz) sobre una posible prohibición del NDP.
Portavoces del Tribunal Constitucional Alemán ya lo han dejado claro. Va a ser muy difícil, pues no hay prubas de que estos partidos alienten a la comisón de delitos contra las personas.
Pues que las busquen, que las van a encontrar.