Trump sale del COP21 y deja pasar una oportunidad histórica

Era una ocasión única: Donald Trump anunciaba la retirada del gobierno de EEUU del Tratado Climático de París y podía haber hecho uso del anuncio para hacer política de verdad. No ha sabido. Una pena.

Podía haber denunciado la politización de ciertos sectores de la «ciencia», haber denunciado la acción política en función del mito. El mito como motor no sólo de un proyecto de futuro, sino de la historia misma. El mito fascista era el del imperio justo. El de la clase única. El de la superación de la democracia liberal y el comunismo transigiendo la realidad. El de la felicidad eterna suministrada y administrada por el pueblo para el pueblo. Hoy tenemos un nuevo mito político: la felicidad en armonía con nuestro planeta. El equilibrio perfecto entre acción humana y reacción natural. La consolidación de una nueva forma de vida que nos permita vivir eternamente de los recursos que la naturaleza nos ofrece. Es más: para estos fascistas de nuevo cuño, la humanidad es una patología del sistema y debería ser erradicada por completo. Pero Trump ha callado.

En lugar de colocar a los hombres y mujeres de Pittsburg en la punta de su lanza, pudo haber denunciado contundentemente la ideología que se esconde tras la manida «protección del clima»:

“My three main goals would be to reduce human population to about 100 million worldwide, destroy the industrial infrastructure and see wilderness, with it’s full complement of species, returning throughout the world”.

Dave Foreman, cofundador de Earth First!

“Mis tres metas fundamentales serían reducir la población mundial a unos 100 millones de habitantes, destruir el tejido industrial y procurar  que la vida salvaje, con todas sus especies, se recobra en todo el mundo”.

“The Earth has cancer and the cancer is Man”.

Club of Rome

“La tierra tiene cáncer, y ese cáncer es el hombre”.

… pero tampoco lo ha hecho.

Trump pudo haber lanzado un mensaje de sensatez, un llamamiento a la ciencia de verdad, la seria, mostrando cómo los datos que tenemos sobre el aumento del nivel del mar, desaparición de hielos polares, la frecuencia y severidad de las sequías y otros numerosos indicadores no justifican el alarmismo actual en ningún modo. Denunciando que la consecuencia del alarmismo descabezado es que estamos evitando la aparición de  soluciones nuevas, inteligentes y más baratas.

Tampoco aprovechó para sacar de la chistera y publicitar el  nuevo estudio de La Agencia de Medio Ambiente de las Naciones Unidas del pasado 3 de Noviembre 2016 en el que ha calculado, sobre la base de diez escenarios y  cuatro modelos climáticos,  cómo de grande es la cantidad de CO2 que se podría emitir de manera global para no sobrepasar esa cifra mágica de 2°C:  553 gigatoneladas. En 2015, se emitieron a la atmósfera 36,2 gigatoneladas. Incluso si fuera posible congelar las emisiones globales en este nivel, apenas nos quedarían quince años para llegar a esa cantidad. Dado que las emisiones de CO2 continúan creciendo en los últimos años, el tiempo que quedaría para aplicar medidas de completa descarbonización sería aún más breve. En otras palabras: el Tratado de París NO SIRVE PARA NADA.

Es una pena, pero Trump ha dejado pasar la ocasión de hacer política de verdad, poniendo en bandeja a los ortodoxos de la religión cambioclimática la mofa y el desprecio. Peor: ahora se autoincumbrarán en el pedestal de la «sensatez» bajo la inscripción «nosotros somos los buenos». Los políticos europeos ya lo están haciendo (bueno, todos no) Seguiremos sin debate científico real, seguiremos tomando decisiones en función de los sesgos de quienes más cerca estén del poder. Bueno, no pasa nada, siempre ha sido así.

… pero qué pena….

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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13 comentarios

  1. MI QUERIDO LUIS. Me parece que no has comprendido.
    No se trata de que sea «mala». La figura 1 es el ciclo «Oficial» del CO2 en el planeta de acuerdo con el IPCC, no me la inventé yo, son las «cuentas» oficiales. Lo único que quiera hacer notar es que según el propio IPCC seguimos vivos GRACIAS A LAS EMISIONES INDUSTRIALES DE CO2. Cosa con la que por otra parte estoy de acuerdo tal como sostengo en mi libro «Don’t Stop Emissions. Keep burning coal, oil and gas.

    • Estimado Juan Carlos, estuvimos siglos viviendo tranquilamente con 350 ppm de CO2 en la atmósfera… y lo seguiremos haciendo con 700 ppm, vengan de donde vengan. La naturaleza no secuestra siempre más rápido que emite, hay ciclos y procesos de retroalimentación positivos y negativos. Bueno, tu lo sabes.
      que los números del IPPC no son buenos, ya lo sabemos.

    • Las cuentas no están bien. La gráfica 1 pretende mostrar el incremento de CO2 por acción humana… incremento sobre el CO2 atmosférico natural. Es mala porque saca de la ecuación «flujo natural» los procesos naturales de captación… lo que no se puede hacer. Las cuentas de la gráfica 2, por tanto, no pueden ser correctas, porque el balance de CO2 natural, incluídos los procesos de captación, no puede ser diferente del que se plantea en la gráfica 1. En resumen, las gráficas y los números son incorrectos.
      Saludos!

  2. No podría estar menos de acuerdo.

    Yo pensaba en tu línea. Vaya, había estado elucubrando cómo lo plantearía. Y saliá algo super «inteligente». Y más o menos lo mismo que otros a los que se ha visto plantearlo por ahí. La línea que dices, con unos matices por aquí o por allá. Y ayer, cuando finaliza el discurso, y veo que no decía nada de lo que yo quería, y me fijo en lo único que había dicho (un campo de juego igualado), y los efectos de eso en la discusión, me di cuenta de que acababa de asistir a una obra de arte. A c o j o n a n t e.

    Se ha centrado en el punto más débil del adversario. Débil en sí mismo, y débil por la facilidad de fabricar un relato que lo destroce. Vale, todos habíamos visto ese punto, y se nos había ocurrido mencionarlo. Pero lo que lo convierte en una obra de arte es convertirlo en un punto *exclusivo*. Ni media coma ajena a ese punto, a la que el kindergarten se pueda agarrar para crear una distracción. Ni siquiera una coma fácil de sostener victoriosamente. No señor; nada que distraiga que te he agarrado por los huevos.

    Y ahora mira como queda la cosa. Cuanto más alarmismo, mejor.

    – ¡Nos vamos a achicharar, y será culpa de Trump!

    – ¿Seguro? ¿No será culpa de los que quieren aprovechar una crisis planetaria para sacar ventajas? Explica eso.

    – Es una compensación histórica por el heteropatriarcado blanco colonialista.

    – ¡Buena idea! ¿Pero entonces, de qué estamos hablando; de una crisis planetaria o del heteropatriarcado blanco colonialista?

    Jaque mate, y gana las siguientes elecciones.

    Ha cambiado la discusión hacia otra diferente que el kindergarten no puede ganar ante el electorado que se disputan. Yo creo que no he visto una jugada mejor en toda mi vida. Todavía estoy maravillado. Ahora ya puede continuar hasta el más torpe. Es todo cuesta abajo. ¡Y además, lo entiende todo el mundo!

    Me quito el sombrero.

  3. Vamos Luis, no lleva ni seis meses en la Casa Blanca. Podía haber hecho muchas cosas, pero hacerlas paso a paso parece una opción coherente y adecuada a cómo están las cosas. Y éste no es el primer paso, a nivel interno también ha dado pasos. Ten en cuenta que no es liberal, es decir, que no es un mago con las soluciones apropiadas aplicables al instante 😉

      • Sería una pena si dentro de un par de años repitiéramos la misma conversación. Pero juzgarle a los seis meses en éste asunto, que bien sabes que está enquistado en los gobiernos, supra-gobiernos, lobbies y periodistas occidentales, es en mi opinión exagerado. Más destacable es que no haya sucumbido a las presiones, empezando por las de su hija y su yerno. Con Clinton (la otra opción, no olvidemos) estaríamos con mucho peores perspectivas en este tema.

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