Los seres humanos son individuos. Las necesidades, los deseos, las pasiones son humanas. Mis necesidades, mis deseos, mis pasiones son, pues, individuales. La economía satisface las necesidades. La economía es un asunto profundamente humano. En un mercado libre, no planificado, las personas serían libres para poder satisfacer sus necesidades por medio de la oferta y la demanda: no hay demanda de aquello que las personas no necesitan; para todo lo que las personas desean existirá una oferta. Nadie se ve obligado a convertirse en productor para satisfacer las necesidades de otros. Nadie se ve obligado a consumir el producto de las necesiades de otros.
La idea de que la economía planificada funciona, significa que hay personas que creen que es posible saber lo que los otros necesitan, incluso saber qué es lo que más necesitan para así poder poner en manos de la política los medios necesarios para satisfacer esas necesidades. Para ello se priva a las personas de recursos que podrían utilizar para satisfacer sus propias necesidades. Ocurre que nadie puede saber qué necesidades son importantes y cuales no lo son. Nadie puede saber tampoco qué recursos ni en qué cuantía serán necesarios para satisfacer las necesidades elegidas.
La idea de que la economía planificada funciona significa que hay personas que creen que la gente puede ser dirigida y la individualidad controlada. Sólo si usted cree que puede dirigir y controlar a la gente – idea a la que solo puede llegar si cree que la libertad no es un valor importante- puede concluir que es posible planificar las acciones y objetivos de las personas.
Usted, entonces, no entiende la vida como un maravilloso proceso dinámico y evolutivo, y cree que el fin último de la condición humana consiste en alcanzar las metas especificadas por los ingenieros y planificadores sociales: diseñando y limitando las necesidades de todos para conseguir la paz y la felicidad social.
Que quiere que le diga: ¡prefiero a los Reyes Magos!
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El sistema subsiste sobre el único pilar del miedo al caos. La normalidad imbuida en la mayoría, aunque decrépita, corrupta y empobrecedora es preferida a lo desconocido. Jamás entendí lo de mejor malo conocido que bueno por conocer, es más lamento tras encontrar algo peor que una idea sana…
¿Se han limitado los caracteres para comentar?
No Juano. Feliz año 2014!
No entiendo porqué tu comentario ha ido a la cola de moderación. Un abrazo.