Existen cientos, miles de situaciones en la vida cotidiana en las que hemos de tomar decisiones que no sólo nos afectan a nosotros mismos. Decisiones que han de ser adoptadas desde la máxima consciencia pero sin darles mayor importancia de la que tienen. He de ayudar a un anciano a cruzar una calle? He de impedirle que salte de la acera en el momento en que viene un coche? La elección de escuela para mis hijos, ha sido la correcta? Y así un larguísimo etcétera de cuestiones cotidianas de mayor o menor relevancia ante las que tomamos una postura que, de algún modo, nos define y altera levemente nuestro entorno. Cada vez que actuamos, sea en la dirección que sea, ofrecemos una imagen hacia afuera (virtual, siempre subjetiva) al tiempo que generamos un pretérito constatable y objetivo. Somos, en cierto modo, siervos de las decisiones tomadas hace un rato (léase “rato” como la suma de todos los ratos de una vida).
Tal vez, las decisiones adoptadas en legítima defensa propia sean aquellas que menos quebraderos de cabeza generan. Tanto en quien las toma como en un tercero que le observe. Quién iba a reprocharme dos sopapos bien dados al tipo que pretende robarme la cartera? Probablemente nadie. Todos estamos de acuerdo en que la agresión como iniciativa es infinitamente más difícil de justificar que la agresión como respuesta a otra agresión. Les cuento esto porque me siento amenazado. Y porque fruto de esa amenaza que percibo como cierta surge en mí la necesidad de autodefensa. Y porque fruto de mis actos de autodefensa surge una imagen … y un pretérito constatable.
Sólo desde el respeto por sí mismo nace el respeto por los demás. Para considerar a los otros mis iguales -sagrados- he de considerarme yo importante -sagrado-. Una de las ideas verdaderamente revolucionarias del cristianismo es la de la universalización del padrinazgo divino. Todos los hombres son Hijos de Dios. Todos los hombres son, en tanto que Hijos de Dios, especiales y sagrados. Desde ahí se construye la filosofía del amor al prójimo sin distinción de petrtenencia a un pueblo determinado. El judío ya no es el “Pueblo de Dios”: la humanidad es el “Pueblo de Dios”. Es evidente que durante la historia del cristianismo no faltaron quienes, por ignorancia o de manera calculada, descalificaron a ciertos seres humanos para poder ejercer sobre ellos cualquier tipo de imposición. Pero esa es otra historia (lamentable, por cierto). Lo cierto es que creo que, muy probablemente, los principios de Igualdad, Libertad y Fraternidad en los que se basa todo lo que vino tras la Ilustración apenas hubiesen sido posibles en occidente sin la disidencia cristiana. Digo disidencia, como podía haber dicho herejía, pues la secularización de los principios filosóficos cristianos también se debe en buena parte al luteranismo y los movimientos -que siempre han existido- de recuperación del espíritu de las primeras comunidades crisitianas. Ha sido la historia de la lucha frente al poder, ya sea de la Iglesia, o del Estado (el Rey) para salvaguardar la dignidad individual, la que ha hecho posible que hoy vivamos como lo hacemos -que sigue distando mucho de cualquier cosa que se parezca a la perfección-.
Yo no soy creyente. No existe ninguna ortodoxia con la que pueda sentirme identificado. Pero ello no significa que no exista nada en lo que creer. Y de mi profundo respeto por aquello en lo que creo nace mi profundo respeto por aquellos que creen. Católicos, budistas, mahometanos, cientólogos, ateos, progresistas, … me da igual. Y de ese profundo respeto por los otros nace mi firme decisión de no imponer a nadie ni mis ideas, ni aquello en lo que creo. Mi manera de pensar es la mía, ni mejor ni peor que la suya, querido lector. Podemos discutir, acaloradamente si le gusta. Pero mi meta no será jamás obligarle a pensar lo mismo que yo pienso. Hacer lo mismo que yo hago. Mi meta se limitará a hacerle entender que usted no tiene ningún derecho a obligarme a hacer lo que cree correcto, pues yo lo veo de otra manera. Cuando agreda su libertad, o su propiedad, o su persona, entonces sí tendrá todo el derecho a defenderse y agredirme. Pero sólo en esos casos.
Los budistas no sueñan con una teocracia. Los cristianos hace tiempo que aprendieron que la fe es algo particular, del ámbito personal. Hay muchos mahometanos que piensan lo mismo. El ateo ya no se siente en la necesidad de “salvar” al creyente. La mayor parte de los que se autodenominan progresistas lo único que quieren es que les dejen en paz en su rinconcito acolchado por el estado. Quién me amenza, entonces?
Los cristianos beligerantes carecen de la capacidad (numérica e intelectual) para ello. Quienes practican religiones minoritarias en Europa tienen bastante con poder reunirse y practicar. Pero este es un blog beligerante con el progresismo indoctrinador y el islamismo militante. Con los primeros por ser incapaces de considerarse a sí mismos fuera de su colectivo, incapacidad ésta que es la causante última de que se pasen la vida inventándose colectivos en los que colocarnos a los demás, para denostarlos y terminar obligándonos a partenecer al suyo, que es el único bueno y verdadero. Curiosamente, el mismo transfondo que anima a los islamistas militantes: todos los que no son de su “colectivo” son infieles, o se convierten o mueren. Es el absoluto desprecio por la libertad del otro el motor de sus acciones. No todos los hombres son iguales: ellos son más que ellas; los fieles más que los infieles, los “libres” más que los “esclavos”. Y su meta es la islamización del mundo. La formación de teocracias islámicas. La imposición de sus leyes a todos los demás.
No, no pretendo que se sume usted a mi particular defensa ante quienes pretenden socavar mi libertad. Sólo soy responsable de mí mismo. Pero le pregunto: realmente cree que es adecuado para usted permitir que el movimiento antiislamista (anti-jihad, sería más correcto) caiga en manos exclusivas de extremistas racistas, movidos por similares afanes liberticidas que aquellos a quienes dicen combatir? Le da vergüenza decirse liberal y pronunciarse frente los atentados liberticidas islamistas sólo proque teme que le tachen de racista? de fascista?
A mí no. Ni soy fascista ni soy racista. Soy, simplemente, absolutamente intolerante con quien no tolera mi libertad.
PS: dedicado a Nora, con cariño.
Totalmente de acuerdo con Juano, es muy gratificante leer articulos asi y comentarios del tipo de Juano y Luis, de acuerdo tambien con Nora sobre la idea de “la representación proporcional” no me parece que sea un sistema realmente representativo, en fin……….. Saludos a todos.
Me gustan mucho los ideales cristianos “actuales”, asi como la transformación y la evolución de los modelos sociales. Claro que se que no son perfectos, y seguramente nunca lo seran, existen muchas injusticias en las cuales falta trabajo y deben cambiar, pero al leerlos mi “FE” en el hombre, el conocimiento, la actuación inteligente, guiada con pruebas y trabajo en equipo se hace mas fuerte, y mientras exista el debate, asi como la evolucion de la sociedad continuen, (le digo evolucion de la sociedad, al acoplamiento de ideas, y el aprendizaje de nuestra historia, minimizando prejucios enfocado, en pruebas y empatia para un avanze en modelos de sociedad) mi fe sigue creciendo ^^. Soy ateo, por que mis creencias tienen como paradigma actual, “las pruebas” ante todo, en aspectos filosoficos, los derechos, valores, etica, moral asi como deberes tienen sentido e importancia, en el acoplamiento social por optimizacion del trabajo en equipo, mis inseguridades existenciales sobre alma y creacion del universo, estan inclinadas hacia la fisica moderna, caos y “autopoiesis” (autoorganización, autocreacion, acoplamiento de sistemas, etc) aunque no creo aun en el big bag,(me oye el “consenso” cientifico y me linchan jeje),
difiero un poco en la idea de Luis de
“Soy sólo responsable de mí mismo”, pues el acoplamiento autopoietico, y el trabajo del debate, asi como trabajo de empatia, fusionando ideas, “evolucionando” como sociedad en modelos que “impongan” aunque no te guste la palabra ^^, nuevos paradigmas de pensamiento teniendo como base la empatia, las pruebas, un estructuralismo logico universal, que nos permita trabajar en equipo con objetivos comunes asi sean dinamicos, me parece una de las cosas mas importantes, que con el conocimiento vamos poco a poco trabajando, eliminando prejuicios, y en mi punto de vista personal, que esta abierto a debate ^^, optimizando modelos sociales, sin religiones, ni terquedades etnicas. Aunque en principio dije ke me gusta mucho los ideales cristianos, nunca me ha parecido que tener “buenos” ideales, o comportamientos con bases sin fundamentos como una religion a la larga sean beneficiosos, ejem: me parece bueno reducir los niveles de contaminacion de gases de las fabricas, pues no me parecen saludables, pero que sus bases, sean “el fin del mundo por calentamiento global antropogenico” sin pruebas suficientes, me parece a la larga muy dañino, que algo sea “bueno” sin bases probatorias, no me parece nada saludable para el conocimiento ni el trabajo del debate. Es como intentar mejorar un modelo social, que en determinada religion esta descrito de tal forma, y aunque muestres pruebas de sus beneficios optimos, no sera escuchado en debate ni abierto a trabajo de conocimiento en equipo puesto que los prejuicios religiosos no lo permitiran. Mi pensamiento es un poco polemico pero aun asi lo expongo y espero que poco a poco con la evolucion de conocimiento que tenemos empezemos a trabajar en equipo mas para la construccion de nuevos modelos sociales mas optimos dejando atras muchos prejuicios ^^. (tengo fe en que sin importar el lo fanatico que pueda ser una persona, abriendo sus ojos a las pruebas y conocimiento puede aprender a trabajar en debate y equipo con ideas opuestas a las suyas)
Nora, si nos ponemos a buscar las cosas buenas de todo, veremos que lo mismo que se puede indicar como positivo en la Revolución Francesa es lo mismo que podemos indicar como positivo del comunismo. El establecer la igualdad no es un bien en sí mismo, pues en el ámbito de la Revolución Francesa creo que se realizó más por bajar a los poderosos que por liberar a los sometidos. No fue una revolución de la libertad, sino un cambio de régimen con derramamientos de sangre macabros que excedieron toda medida moral de defensa o justicia.
Otra música sonaría ahora de haber seguido los franceses el camino abierto por los americanos. Pero no, con formas aparentemente similares prostituyeron el fondo de tal manera que lo que lograron no fue el establecimiento de un régimen de libertades, sino que abrieron la carrera hacia el poder a todo el que fuera capaz de jugar con el sistema y aglutinar las fuerzas suficientes en torno a él…
Mientras la Revolución Americana se consagra a la libertad del individuo y proclama el derecho a perseguir la felicidad, la Revolución Francesa a lo más que llega es a igualar a todos, incluso cuando no lo son. La primera incentiva la sana competitividad, la segunda la condena. Los americanos premian la diferenciación, los franceses lo evitan… Todo el peso que los americanos dieron a términos como democracia y libertad fueron vaciados miserablemente por los franceses. Vacío que llega a nuestros días donde cualquiera utiliza palabras tan graves en cualquier contexto para cualquier finalidad que le convenga. Pues por mucho que la Revolución Francesa hablara de democracia y libertad, no supuso ni lo uno ni lo otro, por mucho que así autodefinieran sus frutos y acciones.
Por todo ello creo que es contraproducente equiparar ambos hechos históricos, pues lo falaz de uno resta grandeza al otro. Es como si celebráramos con alegría la liberación de Polonia del yugo nazi, Polonia, por quien Inglaterra y las potencias democráticas entraron en Guerra contra Hitler. Pero olvidamos que la dejamos igualmente sometida a otro yugo, al comunista…
No es válido tomar una parte e ignorar el cuadro general. De lo contrario no podemos ver los contrasentidos, hipocresías y defectos del sistema…
En el saldo total, desde el punto de vista liberal, la Revolución Francesa fue una cagada de proporciones impresionantes. Desde el punto de vista socialista fue el descubrimiento de la pólvora…
Ahi le has dado Nora. Enormes reverencias para usted tambien.
Juano: fue la Revolución Francesa (que sí, que tuvo un montón de inútiles aprovechados como Rousseau que criticaba a la Iglesia pero tuvo 8 hijos con su amante y los llevó a la inclusa…) la que estableció la primera declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano. La Constitución Americana los consagró también pero en la Revolución Francesa es lo único que veo de positivo. A partir de ese momento, por mucho que hubiera gobiernos totalitarios, las circunstancias no volverían a ser iguales, porque ya estaba dicho que “todos los hombres nacen iguales sin excepción“.
¿Que la Revolución Francesa ha tenido mucho marketing? Pues sí, nadie lo discute. ¿Que en lo demás fue bastante decepcionante? Desde luego. Pero los revolucionarios franceses (y los ingleses del siglo XVII, por mucho que Cromwell no me guste y a todos se nos olvide mencionarlos) destruyeron el llamado Antiguo Régimen basándose precisamente en la defensa del individuo-persona frente al estamento medieval.
En cuanto al régimen español en concreto, mientras no se derogue la “representación proporcional” que incumple lo del “un hombre, un voto” y lesiona nuestro derecho a la igualdad (según a quién votas tu voto vale más o menos) y se establezcan listas abiertas, no habrá una democracia mínimamente real. Pero desde luego no creo que eso se vaya a proponer, ni creo que se aprobase tampoco. Hay cosas más importantes con las que hacer cadenas en internet, como que Zapatero no vaya a un partido porque es gafe… 😉
Recuerdo una partida de AD&D en la que mi primo siempre enviaba de explorador al personaje menos dotado para la percepción y el sigilo. Pues eso. Aunque lo llamen Europa o Unión Euromediterránea o Alianza de las Civiliziaciones, es Francia, nosotros y Marruecos. No confundamos a la gente y no les hurtemos información como la que Nora recopila.
Lo quen está diciendo Juano es que pasamos por alto la dimensión comunitaria del asunto o, por mejor decir, la endogamia. Si dos poblaciones no se mezclan, o mejor dicho, si de una de ellas se entra pero no se sale, y compiten por los mismos recursos, entonces una acaba desplazando a la otra. Y si tienes una tirada de “Valores Familiares” baja, eso ocurre más pronto que tarsde.
Ya, pero para constatar que estamos rodeados de déspotas que convierten la injusticia en aceptable por habitual no hacen falta grandes fardos. Sí son necesarios para devolver ese tipo de situaciones a su estatus normal: la excepcionalidad, el fuera de la ley. Y sí son necesarios para actuar en consecuencia frente a ello: la denuncia y la persecución. Que te pueden dar una leche en los morros por abrir la boca? Pues eso… fardos.
Una actitud de defensa no es una actitud zapaterina, en la que me rajo ante cualquier DM de turno mientras le vendo los cheats a los que están esperando. Coherencia y contundencia. Sin ellas, hasta los monos del zoo se pasarán las reglas por el forro.
El problema D. Luis, es que un adolescente granujiento puede saberse el Manual del Jugador de memoria, y haber releído las novelas de Forgotten Realms hasta la náusea, pero si se sienta a jugar a Dungeons &Dragons sin conocer a sus compañeros roleros y al Dungeon Master de una docena de partidas anteriores, entonces en realidad no sabe nada, no sabe de qué van, y cuando llegue el DM y le diga “a tomar por culo”, además de irse a tomaer por culo, pensará que es injusto. Pues no, no es injusto. Es que ni siquiera los juegos de rol funcionan como un juego de rol. Es fascinante leer a Juano, que tío más listo.
Evidentemente no son equiparables, Juano, pero tienen un denominador común, al que se refiere Nora.
Por devolver el tema a terrenos menos belicistas: creo que fué Reagan quien dijo algo así como: “La nuestra es una nación con Gobierno, y no al revés”. Resume muy bien lo que pienso de muchas cosas.
Las sociedades no están en guerra entre sí, están en competencia. El planteamiento que nos traes habla de sociedades que abusan de la competencia. Efectivamente, eso existe. Pero dentro de una estrategia de defensa está el no permitir que se formen esos núcleos bajo mi techo. Defender la libertad supone hacerlo para todos. En una sociedad donde la ley que protege (defiende) los derechos de las mujeres se aplicase para todos igual (eso es la esencia, no?) no cabría un núcleo de individuos que obligasen a sus mujeres a nada. Ejemplo: dos mujeres, una decide voluntariamente llevar velo, la otra se niega rotundamente. Ésta denuncia el hecho a la policía, tras lo que, en aplicación de la ley, se castiga al marido por coacción (por ejemplo). Y a partir de ahí, se tratará el tema exactamente igual que si de violencia se tratase. No importa si la motivación es religiosa o no. La ley protege a los individuos de la agresión de otros individuos.
No veo, pues, que haya que conquistar a nadie. Basta con aplicar la ley que nos defiende…. claro que para eso necesitamos un Gobierno que garantize el cumplimiento de la misma. Que el gobierno no cumple? Por qué hemos de esperar 4 años? Cuántas voces son necesarias para plantear una moción de censura extraparlamentaria? En función de qué contrato gobiernan unos señores? Cuándo existe incumplimiento del mismo? Ya ves que prácticamente nada de lo que tenemos serviría para lo que propongo 🙂
No creo que sean equiparables las revoluciones americana y francesa. Mientras la primera fue la única de la historia de corte liberal, la segunda fue la cuna de la socialdemocracia y el germen del comunismo. Mientras que entre los padres de la primera hay una rectitud moral irreprochable, entre los de la segunda es más que criticable la raíz de sus intereses. Así tenemos, por ejemplo, a Rouseau, que soñaba con un estado que se hiciera cargo de todos los vástagos que iba dejando por el camino sin el más mínimo cargo de responsabilidad paternal. O Voltaire, que para establecer la libertad individual rompe con todo lo trascendental dejando a la razón como único motor de la moral… Mucho marketing positivo ha recibido la revolución francesa. Cierto que acabó con un régimen autoritario, pero a fin de cuentas, para acabar en otro régimen autoritario. Poco que ver con lo ocurrido allende los mares… El enemigo de mi enemigo no necesariamente ha de ser mi amigo.
Basándose sólo en la defensa individual de ciertos valores, Luis, las revoluciones jamás se producirían. Y jamás se lograría una unión sólida que defendiera un modelo viable. Además, el que defiende mantiene lo que tiene o lo pierde, nunca gana. Así que malamente lograrás una sociedad liberal desde posiciones defensivas. Al final todo es una batalla que hay que salir a ganar. Porque quieras o no, vendrán otros con ese planteamiento que es el único válido. El intentar eludir el enfrentamiento no te exime ni te evita participar en él. Y cerrando los ojos, sólo das ventajas al enemigo.
El escenario bélico es perenne e inevitable. Sólo la fortaleza y determinación del modelo social frenará al enemigo del uso de la fuerza y la violencia. Pero toda facilidad que le des, será utilizada sin recato. Si en tres generaciones puede tener más poder que tú sin necesidad de luchar y además alimentando a sus descendientes con tu riqueza que ofreces sin distinción, ¿qué le impedirá tomar el poder y aplastar tu modelo?¿qué necesidad tiene de la violencia si puede formar su ejército bajo tu techo?
Creo que esa es la gran diferencia entre nuestros planteamientos: que no ves la guerra perpetua que afronta toda sociedad.
Amén y buenas noches, Nora 🙂
Gracias por el post, Luis. Pensaré en lo que dices.
He hablado también de esta cuestión con otras personas: el asesinato de la chica somalí ha indignado a mucha gente, aunque todos del anti-jihad internacional y aledaños. Después de ello (y aunque todavía tengo que pensar más sobre todo esto), puedo decir que tengo claro que los islamistas no conquistan nada, sólo somos los demás quienes nos dejamos conquistar. Porque para luchar (la autodefensa) se necesitan dos requisitos:
a) tener algo que merezca la pena defender.
b) sentirse realmente amenazado.
En la lucha anti-jihad, hay dos cosas claras:
a) en cuanto a la a.- Europa a día de hoy ha renegado de sus propios valores (ojo, no digo tradiciones, digo valores) que se han venido desarrollando durante siglos. Es como si, después de inventar el avión, todo el mundo quisiera ir en burro porque les pareciera más multicultural. Por supuesto, nadie nos puede obligar a cambiar unos valores por otros, pero eso no significa que no podamos constatar que en Europa los valores tradicionales (fundamentalmente de la cultura judeo-cristiana y greco-romana) son rechazados lo que está en consonancia con el apoyo a otros diferentes y totalmente contrarios a ella (de ahí, los anti-sistema, los post-socialistas, el pro-islamismo…).
Roma no cayó porque la invadieran los bárbaros. Se derrumbó porque los descendientes de los romanos consideraron que no merecía la pena defenderla.
b) en cuanto a la b.-, no existe amenaza visible. En primer lugar, las decisiones sobre la inmigración (y en particular sobre la inmigración musulmana) se toman en silencio y sin que salten a los medios de comunicación. En segundo lugar, surgen por todos los lados personas que defienden actos brutales por ser de otra cultura, sin que apenas haya nadie que los critique. En tercer lugar, los medios de comunicación no informan sobre estos graves hechos. Y en cuarto lugar, porque salvo los disturbios de París del año 2005, los episodios de violencia son muy escasos y cuando hay ataques, o no salen en las noticias o si salen, no se les da importancia.
Siempre pensé en la blogosfera como un despierta-conciencias, como un espacio de debate intelectual sobre estas cuestiones. Más que para encontrar soluciones (que también), para debatir sobre las causas y las consecuencias de este fenómeno. Pero tres años después de empezar veo que hay muy poquitos que realmente hayan mantenido la cabeza sobre los hombros.
Al contrario que otros, no creo que se necesiten líderes. Creo que lo que se necesita es que la labor de información llegue a la mayor cantidad de personas posible. La mayoría de estas noticias no salen en los medios, luego es en la blogosfera donde las vamos a encontrar. Y es terriblemente necesario que la gente se dé cuenta de la importancia de saber lo que ocurre, porque sólo entonces sabremos dónde estamos y que cada uno tome después las decisiones que entienda que debe tomar.
Creo que la defensa de la libertad individual no es algo exclusivo de los liberales. Y creo que el multiculturalismo (al menos como se está practicando) lleva a considerar más que a las personas, a los grupos de personas. Realmente es una vuelta a la Edad Media, donde cada religión o estamento social tenía su regulación. Creo además que la consideración del grupo sobre el individuo es, de facto, un gravísimo atentado contra la libertad individual, aunque la mayoría de los liberales estén mucho más preocupados de cuestiones económicas que de la vertiente jurídica del problema, que, cada vez me doy más cuenta, la mayoría ni siquiera considera o, si lo hacen, lo plantean en términos economicistas.
Simplemente (y para terminar este rollo…) hay que tener en cuenta, que si algo tuvieron de bueno las Revoluciones Americana y Francesa fue imponer al individuo-persona como centro de la legislación, cualquiera que fuera el grupo al que perteneciera y sus circunstancias personales. Cualquier medida que sea contraria, supone una vuelta a tiempos pretéritos a los que no creo que nadie quiera volver.
Porqué habría de ser más “desagradable” imponer que defender?
Creo, Juano, que no es cuestión de si es desagradable o no. Es cuestión de fondo: defender lo mío supone un “déjenme en paz”; imponer lo mío supone un “todos como digo yo” … es incluso posible que al final se alcancen los mismos objetivos colectivos con ambos modelos. El primero se basaría en la voluntariedad, el segundo no. El primero llevaría inherente el derecho a la disidencia, en el segundo habría que inventarlo. El primero pondria de contínuo en tela de juicio su propia esencia, el segundo no.
No, no es la parte desagradable, es la parte libre 😉
PS: ya se que no se te llena la boca con lo de imponer. Tampoco te lo reprocho por ser “lo de siempre”, te lo critico por que es nuestro “punto de desencuentro” (tengo un problema con eso de aceptar la autoridad y tal) 😀
A mi no se me llena la boca usando el verbo “imponer”. Es la parte desagradable que hay que asumir para poder disfrutar de la parte agradable del juego. Pero dar la vuelta a la terminología para que suene mejor es más zapateril que liberal.
Sigo pensando que a pesar de todo es un pequeño matiz el que nos diferencia, lo que como forma parte de la parte desagradable, como que no estás muy por la labor de entrar por ahí… 😉
Yo siempre le doy la vuelta a esa tortilla, Juano 😉
El derecho a la vida no es algo que se deba imponer, es algo que se debe defender.
El derecho a la propiedad privada no es algo que se deba imponer, es algo que se debe defender.
El derecho a contratos justos no es algo que se deba imponer, es algo que se debe defender.
La igualdad ante la ley no es algo que se deba imponer, es algo que se debe defender.
….
Y para ello nos dotamos de leyes que todos debemos respetar y que a todos afectan por igual. No es imposición, es defensa de nuestros derechos desde el ejercicio de la corresponsabilidad.
Ya se, es un problema de términos… pero detrás de las palabras están siempre las ideas. No se trata de eliminar obligaciones, se trata de eliminar de la lista derechos que no son tales. Reducir la lista a lo que realmente es defendible. Regular por ley sólo aquello que realmente ha de ser regulado. La ley no obliga: protege. Somos nosotros los que nos dotamos de obligaciones … para poder cumplir con la defensa de aquello en lo que creemos.
Toda sociedad se desarrolla según las premisas de un modelo determinado que se impone. Hay modelos que someten al individuo a favor del colectivo, modelos que ignoran lo colectivo primando sobre todo al individuo y una combinación interminable de reparto de pesos entre lo colectivo y lo privado.
El caso es que sea cual sea el modelo que se defienda, hay una serie de valores que han de imponerse. Porque si no se impone nada es que no hay modelo. Y si no hay modelo, no hay sociedad sino anarquía.
Así pues, es necesario imponer, no existe el consenso infuso ni el buen rollito natural.
Y lo segundo que hay que tener claro, es que para defender valores primarios se precisan valores secundarios que los mantengan. De lo contrario no hay estabilidad en el modelo. Sería como el plantador de papas que no hace nada ante los conejos, plagas y ladrones porque su función es sólo plantar papas, no luchar contra animales ni caminantes espabilados.
Así, es imprescindible que una sociedad que busque prosperidad y estabilidad cuide de su pirámide de población. Una cosa es que el colectivo no se meta en el dormitorio de nadie, otra muy diferente es que el colectivo, por el interés de todos, estimule ciertas conductas en esos dormitorios.
El negar a la sociedad el derecho de promover las conductas que más le beneficien y en casos graves el censurar las que le pongan en peligro, es de un quijotismo imposible de justificar.
Cierto que para delimitar tales acciones hay que moverse en un terreno delicado y de límites difusos. Pero siempre será mejor eso que tratar por igual todas las conductas en pos de una libertad mal entendida. Pues la libertad exige responsabilidad. Así que ante ciudadanos libres cabe el exigirles el ejercicio de esa responsabilidad. Sólo ante salvajes en un entorno anárquico nada puede exigirse, pues ahí sí que todo da igual.
Así pues, además se precisa de un orden moral de referencia que, si bien no es preciso imponer a todos, ha de ser promovido como modelo ideal. De lo contrario estaremos ante una sociedad débil y fácil de someter.
El caso es que en todo sistema equilibrado habrá un contrapeso entre derechos y obligaciones. Y el eliminar obligaciones en pos de un incremento de libertad es bueno mientras el fiel de la balanza se acerque al centro, pero pernicioso en la medida que éste se aleja de esa posición buscada.
Las elites de nuestro pais, tras años de acomodado aburguesamiento sin horizontes, han perdido la perspectiva.
Piensan lo que piensa la mayoría de los politicos, y, por qué no decirlo, de los blogueros: que vivimos en un mundo en que la razón acaba triunfando por su misma evidencia y que basta enunciar un buen propósito para deshacer la inquina del Riay Tatary de turno. Pues va a ser que no o, como diría el Sargento Eugene Tackleberry, negativo.
Hay que mirar a los hechos tal como son para poder actuar en consecuencia. Cuando la fiesta empiece, ningún de estos enterados va a subirse a un minarete para exigir que apaguen la música; ni es la fijación antinacional de un Goytisolo o la anticristiana de algunos, no todos, los catoblepos lo que vaya a desmentir a la historia.
La lectura de catecismos no basta. No siempre unas convicciones rutinariamente formuladas, que no resisten el menor examen crítico, salvan al capitán Kirk. Lo que conviene hacer no coincide con lo que debería ser ni siempre las circunstancias permiten exigir lo óptimo y negarse a lo mejor o, incluso, meramente a lo menos malo.
Dejemos eso a los amargados. A los demás, la corriente de los hechos nos establece límites y anega los cauces sin que la simple voluntad, vestida de gendarme de lo políticamente correcto pueda detener su inercia y sí, por el contrario, causar más mal que bien.