Acabo de leer en el periódico que el PSOE propone, en su programa electoral, «modificar el uso tradicional del masculino para representar a las mujeres en los textos educativos, legales, comunicaciones, publicaciones». No voy a entrar en los aspectos lingüísticos de la propuesta, pues creo que nadie necesita realmente que le expliquen las razones por las que es absolutamente innecesario alterar una lengua de manera artificial, por el mero capricho político. Las lenguas evolucionan por su uso, y son «evolucionadas» por sus usuarios. No hay mucho más que discutir sobre el tema.
Sí me parece más interesante detenerme un poco en los cambios semánticos que el movimiento feminista intenta forzar en aras a un malentendido principio de igualdad. Recuerden que la defensa de la igualdad ante la ley sin distinción de sexo se convierte en profundamente discriminatoria cuando el legislador toma partido por una de las partes. Así, el legislador comete una grave lesión a mi derecho de libre expresión, limitado este por la imposición de una forma feminazi de lenguaje. No es casualidad tampoco la aparición de una ley de cuotas, encaminada a disolver cualquier intención de fomento del mérito en condiciones de igualdad de oportunidades. El mérito, después de todo, no es más que un residuo de las antiguas estructuras sociales basadas en la familia. Y ésta es la estructura nuclear más temida y combatida por el feminismo. El «Estado social» asume el papel de la familia como fuente única de justicia social, educación y protección. Los hombres se convierten en expendedores de esperma y pagadores de manutención, pero se les obliga a renunciar a su función de co-educadores.
Una sociedad en la que el legislador se pone al servicio de quienes consideran la familia no más que un sistema de opresión de la mujer, los embarazos una invasión indeseada del cuerpo femenino, el aborto un derechoy no un mal menor, a los niños sólo como un obstáculo para el desarrollo de la «capacidad laboral» y la falta de pene argumento fundamental para llegar a ser ministro está condenada a la autodestrucción. Una sociedad que se ignora a sí misma como fruto de las sinergias de la masculinidad y la feminidad que le son propias, está negando su propia capacidad de crecimiento. No porque fomentar la feminidad sea negativo. Porque no fomentar la excelencia, tenga el sexo que tenga, sólo puede acabar en la decadencia.
Les dejo con una selección de citas de Camille Paglia, una mujer que sí defiende en su vida y su obra la verdadera esencia de su feminidad. Pueden leer una serie de artículos suyos aquí.
– Feminism is 200 years old. It’s had many phases. We can criticize the present phase without necessarily criticizing feminism, I want to save feminism from the feminists. What I identify with is the prewar feminism, … that period of women where you had independence, self-reliance, personal responsibility, and not blaming other people for your problems.
– I reject feminist rant about the «male gaze», which supposedly renders passive and inert everything it touches. … Sexual objectification is characteristically human and indistinguishable from the art impulse.
– A major failing of most feminist ideology is its dumb, ungenerous stereotyping of men as tyrants and abusers, when in fact men are tormented by women’s flirtatiousness and hemming and hawing, their manipulations and changeableness, their humiliating rejections. Cock teasing is a universal reality. It is part of women’s merciless testing and cold-eyed comparison shopping for potential mates. Men will do anything to win the favor of women. Women literally size up men – «What can you show me?» – in bed and out.
– What is most disgusting about current political correctness on campus is that its proponents have managed to convince their students and the media that they are authentic Sixties radicals. The idea is preposterous. Political correctness, with its fascist speech codes and puritanical sexual regulations, is a travesty of Sixties progressive values.
– Let’s get rid of Infirmary Feminism, with it’s bedlam of bellyachers, anorexics, bulimics, depressives, rape victims, and incest survivors. Feminism has become a catch-all vegetable drawer where bunches of clingy sob sisters can store their moldy neuroses.
– Feminism has betrayed women, alienated men and women, replaced dialogue with political correctness.
Nora, en esto, como en casi todo, los extremos se tocan.
Hombre, Luis, un debate muy interesante. Como mujer, me opongo terminantemente a gastar tiempo y recursos estatales en tamañas jilipolleces cuando hay problemas muy graves que necesitan toda nuestra atención.
El problema que creo que les pasa a las feministas modelnas, que como dice Camile Paglia want to blame others for their problems, es que quieren imitar el machismo masculino. Cuando hace unos meses leí en un blog un post escrito por un bloguero en el que se decía que las mujeres estábamos solo (y con perdón de la audiencia pero es copy-paste) «para comer p*llas y tener hijos«, entendí algunas cosas no sólo sobre el machismo si no también sobre el feminismo exacerbado que padecemos hoy.
Con la liberación sexual se consideró (sin tener en cuenta las diferencias, no sólo físicas, si no también -y principalmente- psíquicas) que hombres y mujeres éramos exactamente iguales. El hecho de que tengamos que ser iguales ante la ley no quiere decir que se obvien ciertas diferencias desde el punto de vista afectivo y de relación.
Así que como los machistas dicen que ellos son muy superiores a las mujeres, las feministas dicen que las mujeres lo somos. Y caen ambos en el mismo error: nadie es superior por pertencer a una raza, a un sexo o por el color que tenga en el pelo. Es superior por las características que como persona, tenga superiores a los demás.
Es curioso: los machistas sólo consideran a la mujer como tal de forma despectiva y las feministas es justo al revés. Pero ninguno considera al «enemigo» como persona…
Billy, sin duda/-o. Yo de tí me lo/la pensaría dos veces 😀
Buenas/os días/os: interesante/a post/a. Creo/a que a/o partir de ahora/o escribiré todo/a lo politicorrecto/a que pueda/o. Lo/la malo/a va/o a ser la/o cantidad/? de tinta/o (!) que va/o a gastar mi impresor/a.
¿Afectará, cree vd., esto/a al/a medio/a ambiente/a y al/a calentamiento/a global/a?
Estoy de acuerdo.
Luego no serán las empresas las que han de ser competitivas, será el Estado. También.
Gracias, Retroferran, esta noche me doy una vuelta pr el tuyo 🙂
No debe sorprendernos: este es otro paso solo a efectos de crear conflicto donde no lo hay. En estos cuatro años hemos ya visto de todo, aunque una de las manipulaciones «sexistas» que mas me preocupa es la que, pagada con impuestos, intenta hacer desaparecer la figura de ganadores y perdedores en los juegos infantiles, prólogo a aquella gansada mayuscula de crear una asociacion de mujeres donde los miembros se hacian llamar «miembras» y a los seminarios «feminarios».
Divide y triunfaras, un lema que la izquierda conoce muy bien y que lleva a la practica financiada por un estado entretenido en ganar portadas de periodico reinvindicando estupideces.
Te felicito por tu blog.