Relativismo y liberalismo. (II) La cuestión de la ética.

Leídos una serie de posts publicados en las últimas semanas en Red Liberal (permítanme que no enlace todos. Sabemos a qué posts me refiero) y vistos los comentarios que en ellos se vierten, parece ser que todos tenemos muy claro lo que significa ÉTICA. De lo contrario sería imposible calificarla de relativista, o laxa, o iusnaturalista. Sólo se puede adjetivar aquello que se conoce. No dudamos en reclamar una "economía ética", cuando queremos reclamar más justicia social. Hablamos del "trato ético a los animales" cuando lo que queremos es limitar la crueldad. No es ético tirar de cualquier forma la basura, decimos cuando queremos más responsabilidad en el uso de los recursos naturales. Éticas son las posturas de respeto mutuo en el tránsito rodado, la seriedad y transparencia en el trabajo, la igualdad en el tema de la "lucha de géneros", llevar un billete pagado en el tranvía. Todos nos esforzamos por ser "éticamente correctos".

Sabemos de qué estamos hablando, cuando ponemos la palabra ética en la boca. Ante hechos o personas que muestran grandes dosis de Ethos sentimos respeto y admiración, aborrecemos la degeneración ética, el relativismo ético se nos antoja intolerable. Pero sobre todo: queremos poder sabernos éticamente correctos. Queremos paz, tranquilidad y satisfacción para nuestras conciencias. En cuanto asoma la más mínima duda, tal vez en un ataque inesperado de escepticismo, perdemos momentáneamente el equilibrio y caemos en un desasosiego incómodo.

Una cosa está muy clara: las alusiones a la ética terminan formando parte de casi cualquier discusión. Y, qué coincidencia, casi siempre lo hace allí donde antes aparecía la MORAL. Tal vez porque el concepto "Ética" suena mejor que "Moral", tal vez porque usando el concepto "Ética" evitamos ser considerados "apóstoles morales", apologetas. Nosotros, los hijos de la Ilustración, en ningún modo somos moralistas y nuestros discursos no pretenden nunca ser moralizantes. Nos avergonzamos, pues las teorías al uso nos han mostrado cómo la "moral" es el arma de los dictadores, de las religiones para dominar a sus súbditos y recortar su libertad en beneficio del poder, es la espada llamada "mala conciencia" blandida para recortar nuestras libertades. Nosotros los ilustrados, por el contrario, tenemos la "Ètica" a nuestro lado. Por supuesto que terminamos invocando ciertos valores y verdades estándar – pero ello sólo nos hace superiores "éticamente", jamás "moralmente". Estamos incluso convencidos de esa nuestra superioridad "ética". Pero miren: tan convencidos como esos otros a quienes negamos compartir nuestro peldaño evolutivo.

En la antigüedad romana Cicerón tadujo del griego "ethikos" al latín "moralis", y ambas palabras significaban prácticamente lo mismo. El cambio de significado de la palabra "moralis" se produce en el transcurso de la cristianización. Las cuestiones morales pasaron a ser sólo discutidas (incluso filosóficamente) en el contexto erudito y reducido que permitían las estrucutras del poder cristianas, pues ni siquiera la filosofía pudo librarse de ellas. Hubo que esperar a la Ilustración para liberar el concepto "ética" de las cadenas de "moralis". La ética pasó a ser el contrapunto de la moral, recuperó su caracter de IDEA, alejándose de dogmas y creencias.

La ética recupera así la esencia greco-liberal de su origen, abandonando el área de las costumbres, los derechos y las valoraciones sobre los actos de los demás, recuperando su esencia filosófica y su característica individual. El concepto "moralis", por el contrario, se alejó hace muchos siglos ya del ámbito de la discusión filosófica para acomodarse en el ámbito del dogma.

Podemos ponerle calificativos al "ethikos"? Pensemos en algo banal: sólo el concepto de "Educación en la Ética" esconde en sí mismo un absurdo, pues absurdo es creer que hay "una ética" susceptible de ser enseñada. Si sólo existiese una "ética", las clases de ética terminarían siendo un sermón repetitivo de conceptos inamovibles. Un sermón secular (o laico, como prefieran), pero un sermón al fin y al cabo. Una nueva "moral".

Para la mayoría de nosotros es extraño (para algunos, a lo que se ve impensable), que la "Ética" ha de ser concebida desde la pluralidad, que efectivamente existen "éticas" y que la "ética", ad absolutum, sólo desde esa percepción de la pluralidad conserva su caracter ético. Parece como si, presos de la concepción cristiano-platónica de verdad absoluta, fuésemos incapaces de pensar en otra cosa que no sea "una ética". Y si existen varias éticas, todas ellas posibles sujetos de discusión filosófica, hay alguna que sea mejor que otra?

En el transcurso de una discusión motivada por diferentes formas de entender la ética llegamos casi siempre a ese momento fascinante en el que las argumentaciones son tan absolutamente fundamentales, el tono tan elevado, que la única solución es callar esperando que calme la tempestad. Son esos momentos en los que ya se han lanzado las mejores flechas, los mejores argumentos, donde hemos colocado todo en su justo punto argumentativo, hemos plausibilizado y dado credibilidad a nuestras palabras e ideas, los contrahentes han mostrado con claridad su núcleo etico, nos sorprendemos sudando y con la respiración entrecortada para darnos cuenta de que lo hemos dado todo, pero no hemos alcanzado nada. Es el momento en que se da una pausa a la discusión para regresar al propio centro, a la esencia de uno mismo, para, al menos, conseguir un reconocimiento mutuo de las posturas encontradas. Para ahorrarnos el bochorno de una derrota más figurada que real. Callamos.

Es un empate. Pero quién se da hoy por satisfecho con un empate? Nos han enseñado que en democracia las situaciones de indecisión, de empate, son situaciones de derrota, de incapacidad para actuar. Votamos? Acudimos a una "instancia superior" que nos facilite la toma de decisiones?

Pero, es una discusión sobre ética comparable a una disputa legal? Comparable a una disputa moral? Es necesaria una instancia suprema que conceda la razón a uno de los contrahentes, antes de que el elegido pueda dormir tranquilo con su laureado concepto ético? Y en general: por qué tenemos que estar de acuerdo? Por qué perdemos los nervios cuando alcanzamos situaciones en las que dos argumentos permanecen enfrentados sin que exista un criterio que nos permita decidirnos por uno u otro?

La diversidad de conceptos éticos que nos han regalado los últimos 2500 años no debe llevarnos a engaño. La mayoría son incapaces de prescindir, en mayor o menor medida, de ideas fuerza procedentes de la metafísica o la religión. Por lo general, y hasta principios el siglo XIX, la ética siempre se construye en referencia a una "Razón" enraizada en principios teo-metafísicos, a lo que los antiguos llamaban "logos" o "nuus". El Hombre toma parte de la deidad, de forma que si se cultiva, termina por comprender y representar las leyes del "Ser Supremo". La consecuencia es que durante muchos siglos se identificase "Razón" (actuar de forma razonable) con las buenas costumbres morales, se considerase la "educación en la razón" como mandamiento moral. Ocurre que la delimitación de lo que era "razonable" o no en el seno de una sociedad determinada, terminaba por depender siempre de quién tenía las riendas del poder.

Epicuro fué, sobre todo, quien en la antigüedad defendió de forma decidida la separación de los principios teosóficos y las acciones de las personas. Su sistema ético es puramente materialista. Para regular los actos de los individuos propone un sistema de contratos. La base ética de los contratos epicúreos es clara: "no perjudicar a otros y no autoperjudicarse".

Hay que esperar a Kant para observar de nuevo una separación drástica entre teosofía y ética. Según él, un decisión es ética desde el momento (y sólo entonces) en que es adoptada desde la argumentación razonada. Dios no es necesario.

Prácticamente al mismo tiempo postula Bentham su "Ética del Utilitarismo", midiendo el valor de las acciones en función del provecho que estas generan. Lo que nos produce placer y lo que nos desagrada se convierte en argumento clave. La meta es generar para el mayor número posible de personas el mayor grado de felicidad posible. Lejos de buscar sólo la propia felicidad, ha de perseguirse el bien común. Pues sólo desde la felicidad general puede el individuo alcanzar la propia.

El liberalismo se ha convertido en el núcleo ideológico de los sistemas democráticos occidentales. Postula la promoción de la tolerancia, el pluralismo y el respeto absoluto por la libertad de las personas. El aspecto economicista del liberalismo, defensor de la propiedad como uno de los elementos irrenunciables que caracterizan al hombre libre, lo convierte también en una "ideología" limitante de la acción del estado, que debe quedar reducida a garantizar el pleno desarrollo de los individuos en su libertad, propiedad y vida, eliminando cualquier traba al desarrollo de las mismas que no atente contra terceros.

Schopenhauer por el contrario propone una "Ética de la compasión". Si el mundo es el infierno y los hombres almas torturadas al tiempo que demonios de sí mismos, si todo en la vida es sufrimiento, todo acto encaminado a minimizar el sufrimiento es ético. Para actuar de forma ética se ha de tomar primero conciencia del sufrimiento del otro.

Nietzsche propone una "Ética del Desarrollo". Es la ética de la autosuperación para conseguir la perfección de la naturaleza humana.

Habermas introduce en los 80 el concepto de "Ética del Discurso". Según él, debemos limitarnos a la racionalidad formal, pues los principios alcanzados tras siglos de evolución social han perdido su carácter de obligatoriedad, siendo imposible solucionar conflictos en base a principios o autoridades heredados por la tradición. Actuar en función de determinados principios sólo por su carácter de tradición es para él, sólo una forma más de defensa de intereses particulares.

Los postmodernos franceses, como Lyotard o Derrida , son los más arduos enemigos de Habermas. Alcanzar un consenso según las normas del discurso habermanianas es unrealista y de dudoso carácter ético. Es imposible alcanzar la unanimidad y, en su defecto, siempre será el poder de los particiantes el que decida que norma se acepta y cual no. Proponen una "Ética de la Diferencia, de la Disensión".

Y éste que les ecribe, a quien acusan de relaitivismo ético, qué opina? Mucho queda escrito en la primera parte de esta "serie" y en los primeros párrafos de este artículo. Éste que les escribe se esfuerza por diferenciar "ethikos" de "moralis". Éste que les escribe está convencido de que el hombre, en tanto que individuo irrepetible (en sí mismo y en su circunstancia social) jamás estará en disposición de autolimitar o limitar -en el sentido de definir de forma perfecta- la vida en común con otros individuos. No ha sido así en el pasado. Es inherente a nuestra condición humana. No existe una ética, del mismo modo que no existe una moral. El hombre, en su esfuerzo por autoreconocerse ético, evolucionará en función de lo aprendido, de las tradiciones y de la contínua confrontación con la realidad. Proceso éste durante el que terminará por cristalizar en una ética que le permita convivir en un grupo (sociedad) de afines, con perfecto derecho a defender su forma de entender la ética dentro de ese grupo. Se trata de reconocer por la vía de la lógica y la razón que ninguno de los ideales que se porponen tiene valor por sí mismo y asépticamente alejado de las demás propuestas; también humanas, no lo olvidemos.

Éste que les escribe está convencido de lo catastrófico que resulta dejar de considerar los ideales éticos de los otros empeñado sólamente en la defensa de los propios. Eso se lo dejo a los fanáticos.

 

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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14 comentarios

  1. No renuncio a nuestra capacidad de mejora, pero tampoco quiero renunciar a nuestra capacidad de ponermos normas y límites.

    No son cosas excluyentes entre sí.

    me atrevería a decir que para que haya evolución es necesario la aceptación madura de esos límites decididos por todos, aunque estén equivocados.

    Yo me atrevo a decir que para que haya evolución es necesaria la crítica madura y razonada a los límites dictados por todos, pues pueden estar equivocados.

    A tus preguntas:

    ¿cuando un conjunto de individuos se convierte en un colectivo? ¿cuando es necesario que exista?

    Cuando los individuos así lo deciden.

    ¿es mejor que exista el colectivo, para el desarrollo individual?

    En un colectivo plural el desarrollo personal es más fácil que en el aislamiento, está claro.

    ¿no es el democratico el mejor sistema para que preserve las libertades individuales, a la vez que garantiza la seguridad y desarrollo del colectivo?

    Ése es, al menos, mi convencimiento. Con un matiz: el colectivo no es protegible en sí mismo. Lo que se ha de proteger es a los individuos que lo forman y sus principios.

    Creo que ahí radica nuestra disensión: yo creo que los colectivos carecen de existencia propia, son sólo un instrumento de organización elegida por los individuos para favorecer su desarrollo personal. Los colectivos hoy son así, mañana asá. Hoy los forman estos, mañana los otros. Somos nosotros los que decidimos montar (o heredar, o ingresar en) una «sociedad», un estado, una nación, no la sociedad la que nos reconoce como individuos, ni el estado el que nos hace libres, ni la nación la que nos protege. Una sociedad se caracteriza por los individuos que la forman, un estado será más libre cuanto más libres sean sus ciudadanos, una nación más nación cuantos más nacionales estén dispuestos a defenderla. Nunca al revés.

    Un saludo, Lino!

  2. Estoy de acuerdo en la falsedad de recurrir a la democracia como elemento legitimador absoluto. Pero esto es un problema de intepretación, que es el que hay que combatir. La democracia es el sistema de convivencia, en donde se eligen las normas, legales y éticas, que la definan.

    No renuncio a nuestra capacidad de mejora, pero tampoco quiero renunciar a nuestra capacidad de ponermos normas y límites.

    «El hombre que se guía por la razón es más libre en el Estado, donde vive según leyes que obligan a todos, que en la soledad, donde sólo se obedece a sí mismo». Spinoza

    No he pretendido mostar las decisiones democráticas como verdades absolutas; cosa que sí hacen nuestros políticos, sobre todo si coinciden con las que le interesan; solo como soluciones de compromiso, temporales, hasta que la sociedad vuelva a cambiarlas. Cada uno es libre de seguir opinando lo que crea conveniente, pero aceptando en la convivencia con los demás, las decisiones tomadas por el colectivo. En la intimidad cada uno seguirá haciendo lo que le venga en gana, por supuesto, pero desde el momento en que para satisfacer estas necesidades individuales empiezas a influir en el colectivo, se convierte en un problema de este último.

    Es más, me atrevería a decir que para que haya evolución es necesario la aceptación madura de esos límites decididos por todos, aunque estén equivocados. El problema no es no cometer errores, el problema es aceptarlos y corregirlos. Si evitarmos la posibilidad de cometerlos, impedimos la evolución. Además, Si la sociedad acaba descubriendo normas que causan un gran beneficio (hasta que haya otra «mejor»), ¿por qué hay que impedir la creación de una norma de obligado cumplimiento, si esta es decidida mayoritariamente y aplicada a todos por igual?

    Otras cuestiónes transcedentes serían ¿cuando un conjunto de individuos se convierte en un colectivo? ¿cuando es necesario que exista? ¿es mejor que exista el colectivo, para el desarrollo individual? si existe este colectivo ¿no es el democratico el mejor sistema para que preserve las libertades individuales, a la vez que garantiza la seguridad y desarrollo del colectivo?

    Saludos

  3. Lino, admitir que existen varias éticas no es, en mi opinión, relativista. Relativismo se da cuando en una sociedad, que se supone ha adoptado un código ético determinado para desarrollar sus normas, de pronto se interpretan esas normas de manera diferente según los casos y los sujetos. Incluso se obvian pasando a la ilegalidad tácita. Relativista es aquel que defiende esa forma de actuar. Yo reconozco que hay otras formas de ética, pero no renuncio a la defensa de la que yo creo más adecuada, ni a la evolución de aquello en lo que creo. No me considero relativista, me considero aprendiz, que no es lo mismo.

    El problema es el de siempre: renunciamos a nuestra capacidad de mejora, tanto de forma individual como social. E invocamos (buscando una seguridad ficticia, pero a cuyos brazos nos arroja nuestra pereza) valores absolutos como democracia y mayoría, ignorando que la mayoría también se equivoca y que la mayoría, contrariamente a lo que debería ser, pocas veces se autoplantea una decisión por ella tomada. Es cuando empezamos a hablar de legitimidad (o los políticos lo hacen) para justificar una acción, cuando en realidad, debe ser al revés: los principios éticos en los que está de acuerdo una sociedad justifican una ley.

    Y mi forma de entender «aprendizaje», y sus resultados, apenas son objetivables (ni siquiera mediante teorías evolucionistas como nos trae Mary), pues mis circunstancias de hoy no son en absoluto las mismas de ayer ni las de mañana: me posiciono casi de contínuo de forma subjetiva ante lo que me encuentro, intentando ser lo más racional posible, pero sin renunciar a mi subjetivísima emocionalidad. No es que me encuentre cómodo en los grises; es que si me olvido de los grises me condeno al inmovilismo.

    Para terminar: creo que concebir la verdad como no absoluta (caso de Iracundo) es un forma de ponerse en busca de la misma. Después de todo, sólo hemos sido capaces en miles de años de ponernos de acuerdo en el nombre: verdad. Pero seguimos sin saber lo que es. Nos sigue encantando el pensamiento lineal, aquel en el que hay un principio y un final: al principio el hombre que piensa, al final la verdad buscada y anhelada. Pero es que «el hombre» no existe. Existen las mujeres (millones) y los hombres (millones), todos en busca de «su» verdad. El resultado es una construcción no de la suma, sino de la coexistencia e interacción de esos millones de verdades. Una construcción dinámica y cambiante en función de las respuestas que se aceptan como válidas. Pero éstas también cambian. No me gusta del texto de Alex Walter su carácter impersonal, su intención absolutizante del concepto evolución, pero no porque ésta no exista: los hombres, con nuestros actos, alteramos nuestra realidad y la de los demás, obligándonos a reposicionarnos frente a las nuevas realidades por nosotros creadas.

  4. Luis, lo acusar de relativismo supongo que va por mi. Vale. Si el argumentar que podría considerarse relativismo el no poder poner restricciones en los derechos individuales de ningún tipo y bajo ninguna circunstacia; es acusar de relativismo, pues entonces lo admito y además, lo sigo haciendo, que le vamos a hacer. Si, ya se que tú no lo eres por lo que has dicho, pero es que no pretendía acusarte a tí. Si la sociedad no puede ponerse normas ni tan siquiera para protegernos de nuestras fobias, manías, depresiones, locuras, etc, aún siendo en el terreno de lo individual, pues me parece que es introducir un grado de relativismo de cierta importancia. Al fin y al cabo, un conjunto de individuos haciendo uso de sus derechos individuales para relacionarse consigo mismo y con los demás, podría considerarse una modelización de sociedad humana.

    Lo que estoy diciendo es que la sociedad debe poder establecerse unos límites, y establecer así mismo cuál es el límite entre lo individual y lo colectivo. Cuando una acción en el terreno de lo individual podría tener algún tipo de consecuencia en el colectivo, en la forma de relacionarse, de convivir, la sociedad (conjunto de individuos libres interrelacionandose) tiene derecho a establecerse una normas, siempre y cuando estas se apliquen de forma exactamente igual para todos. O sea, que si existe error, este sea asimilado por todos y de todos la necesidad de cambio por una «nueva ética». Con esto también quiero decir que no se trata de aceptar cuál es la ética correcta, pero, si no hay relativismo (una vez más sale el térmimo), el ser humano y la sociedad necesita una ética en la que basarse para convivir de forma organizada. Insisto de nuevo, lo importante es que esta ética no sea impuesta, y que exista posibilidad de cambio.

    Eigen: si es delictiva, inmoral, una ley que lo prohiba.

    No. Sería delictiva o inmoral, cómo prefieras en este caso, una ley que no se aplicara de la misma forma para todos o que no hubiera sido elegida por la sociedad, adecuadamente.

    Iracundo: El primer paso para buscar la verdad es aceptar que no es absoluta

    Tampoco estoy de acuerdo, el primer paso para alcanzar la verdad es que aún siendo absoluta o por ello mismo, es inalcanzable en su totalidad.

    Saludos

    PD: yo soy informático.

  5. Sobre ese escrito de Alex Walter (traído por Mary):

    Al menos en una primera lectura, me parece que Walter está mal. Por lo siguiente:

    (1)Yo siento que x es bueno.

    (2)Mi especie siente que x es bueno.

    (3) La evolución me induce o me obliga a mí (o induce u obliga a mi especie) a sentir que x es bueno.

    Nada de lo anterior implica

    (4) x es bueno.

    Es decir, ES falacia (naturalista) derivar (4) de cualquiera de las tres anteriores (o, en general, ES falacia derivar una propiedad no natural de hechos o propiedades naturales).

    Ahora, Walter dice que definir ‘bueno’ como una propiedad no natural es caer en otra (recién inventada) falacia: «la falacia anti-naturalista». Según él, no hay necesidad de postular cosas no naturales, sobrenaturales o estrambóticas (queers). Mi punto es: ¿por qué no? La mente humana (¿¡la evolución?!) nos lleva a eso. Y la *prueba* de ello es que si definimos ‘bueno’ en términos de propiedades naturales, sentimos que algo está mal, algo falta, algo quedó pendiente (open question argument). Si ahora Walter piensa que hay falacia en concebir objetos no naturales, muy bien, que lo pruebe (no veo prueba alguna en su texto).

    Por lo demás, no hay nada estrambótico en suponer la existencia de objetos no naturales. Números, colores, conceptos, puntos geométricos, almas, sustancias inextensas, dioses… todo ello es concebible (ergo, lógicamente posible). Igual puede pasar con lo Bueno o lo Malo. Creo que todo ese intento de los evolucionistas (Walter, Capella y compañía) por fabricar una «moral científica» o fundada en la evolución es simplemente su deseo de excluir a Dios, y su deseo de ser (o parecer) científicamente (i.e., políticamente) correctos.

    Y si me preguntan… yo, como Moore, sé que x es bueno (o malo) por purititita intuición. La ciencia y la psicología evolucionista me importan un rábano a la hora de juzgar.

  6. «Sí afirmo que la Verdad es absoluta, y que se puede conocer»

    El primer paso para buscar mejor la verdad es aceptar que no es absoluta…

  7. Sí afirmo que la Verdad es absoluta, y que se puede conocer, aunque no afirmo estar en posesión de ella. Gracias por la corrección 🙂

  8. Lo que escribes, Eigen, no te hace aún merecedor de la orden «fanática». Expones tu forma de discernir entre ética y moral. Y no son pocos los puntos que comparto. Ni siquiera la pretensión de autosituarte más cerca del objetivismo te concede el rango de fanático. Sólo cuando afirmes que tu verdad es la única cierta y válida, sólo cuando des por cerrado tu particular proceso de determinar «científica, libre, racionalmente» lo que tiene y lo que no tiene valor y además pretendas que los demás lo demos por cerrado también, entonces sí, te conviertes en un fanatico 🙂

    PS: me permito corregirte la errata.

  9. Donde digo «única pauta para la opción», léase «única pauta para la acción».

    Corregido!

  10. Aunque no puedo ponerme a la misma altura argumentativa -no es humildad, es honestidad-, yo soy un fanático. Dado que mi principal referente intelectual es Rand, afirmo que la Ética, o la Moral, es objetiva, perteneciente a la naturaleza del hombre. No como concusión de un razonamiento sino como una evidencia. Y lo que se llama moral, lo sujeto a las costumbres o al arbitrio -es lo mismo-, yo lo llamo capricho. Las normas de la naturaleza han de ser descubiertas mediante la Razón, la única pauta para la acción. A los defensores de códigos de conducta basados en los sentimientos, en las religiones o en las convenciones (convencionalistas), esos son a los que llamo relativistas o caprichosos. A los que sitúan las pautas de conducta del hombre fuera de sí, ajenas a la razón, en entidades sobreindividuales -tales como: «has de obedecer la ley aunque sea injusta» o «has de seguir los Diez Mandamientos»-, amorales o, de nuevo, caprichosos. Quien basa el estándar de su conducta en las leyes, en las tradiciones o en la religión es un caprichoso. El valor, por supuesto, es subjetivo.

    En el caso del canibalismo, es un acto inmoral si la carne humana es perniciosa, siendo así vicioso, pero es virtuoso si la carne humana es nutritiva, si se hace racionalmente y de acuerdo a los propios valores. Lo cual debe determinarse científica, libre, racionalmente. En cualquier caso, no es delictivo más allá de si ha habido homicidio. Si es delictiva, inmoral, una ley que lo prohíba. La razón y la libertad son condiciones metafísicas del valor, luego clasifico dos tipos de inmoralidades: las que atentan contra la propia razón, propiedad o integridad (vicio) y las que atentan contra la libertad de otros (delito natural).

    Además, ¡qué demonios! Yo estudio Ingeniería Química, así que la filosofía no es lo mío. Puede que haya dicho algo genial o una serie de barbaridades, o las dos cosas a la vez.

  11. Excelente Luis, el asunto, en mi opinión, tiene que ver con ciertas confusiones, me refiero a quien no tiene en cuenta la distancia que existe entre Ethos (comportamiento) y Mores (costumbres), que no es lo mismo. Más aquí:

    http://blogs.periodistadigital.com/semueve.php/2007/06/28/el_pensamiento_liviano_y_el_poder_el_cas

    Y también, (sobre mi querido Benito Spinoza y su ética):

    http://blogs.periodistadigital.com/semueve.php/2007/04/24/de_la_azarosa_felicidad

    Gracias por el esfurzo y por recordarme tantas cosas, me vas a ahorrar otra clase 😉

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